GÉNESIS
GÉNESIS I
En el origen,
los sentimientos eran
un mar de confusiones y silencios,
un caos en el abismo de los sueños,
donde el miedo cubría, como a un huérfano,
el corazón de niebla.
Entonces la palabra se hizo agua
y un torrente de luz la definió,
llamando claridad a la presencia
y olvido a la distancia,
y nos nombró.
Ya cerca del crepúsculo
las sombras de las alas de tus manos
volaron al confín de los recuerdos,
y tras su velo gris, un firmamento
surgió de pronto sobre el alma,
y la dividió:
A la carne llamó temblor
y al amor lo llamó pasión.
Al filo de la aurora
Sembraron de semillas nuestra carne
cubriendo nuestra piel de árboles frutales,
los ojos de luceros y de lunas,
y el cuerpo de deseos.
El amor floreció,
a la imagen del mundo y semejanza
de una palabra tuya -y de tus labios-.
Miguel Ángel W. Mawey 14 de Abril 2006
0 comentarios